Entre Túneles: Lota – Colcura
Josefina Abara, Chile
Ecosistemas marítimos y
problemática costera – forestal
DES – VÍA, TRÁNSITOS RIZOMÁTICOS

Túnel en Lota. Fotografía © Constanza Flores
< Fotografías por Constanza Flores y Josefina Abara >
Ruina, ruido, ramal. Ruta, rito, río, recta.
Remo, roce, risa rota. Ritmo, roda, rodón, roca.
Roba y rebota, rueda.
Velocidades variables, desplazamiento de vértigo agotado en las profundidades. Flujos rasgando mapas y coordenadas que no existen. Acontecimientos desaparecen en rizomas caóticos, coexisten fuertes magnetismos de nostalgia. Un vórtice en corrientes continuas en su centro señala lo frágil de la estructura en ruinas. La pena frenética huele la mar y se acuerda. Envolvente la sardina sorda y súbita. El eco del euca que no recuerda la fuga. El escape y la niebla que tapa que cubre que vela que calma que lleva.
Yo le dije que quería. Yo quería que me llevara.
La primera intención fue ficcionar colectivamente sobre el concepto de flujo desde diferentes enfoques. Trazar el mapa de un territorio conocido, una geografía y geometría imaginaria construida por los habitantes, a partir del diálogo con las fluctuaciones del entorno; el flujo ferroviario, el flujo de materias, el flujo sonoro, el flujo marítimo y el flujo interpersonal.
Una operación deconstructiva del paisaje en virtud de su expansión significante y simbólica, que implica la construcción de una nueva percepción e imaginario respecto al ecosistema local. Un ecosistema entendido como una máquina de deseos, donde el tren es marea, la niebla es sólida, el suelo hace erupción y las vías se des-vían con fines multidireccionales. Cartografías imposibles que especulan futuros acerca de diversos procesos de resistencia y crisis en el territorio.
El espacio es una representación de lo social. Los mapas, operan de manera aparentemente mimética respecto a la realidad espacial, como si esa relación fuera indudable y no problemática. Los criterios técnicos que los validan reducen los territorios a coordenadas y límites que generan un discurso legitimador de metarelatos y poder. Ocultando las dimensiones inherentes al diálogo entre los microrelatos de quienes conforman la geografía humana. En Entre túneles y alrededores, el emplazamiento de las vías férreas constituye una horizontalidad dominante y determinante respecto a la geografía y asentamientos humanos. Una linealidad que refuerza el sentido unidireccional de su función, que es transportar la materia extraída del territorio explotado hacia su distribución. Una linealidad que a su vez ha configurado las formas de habitar en torno a ésta y entre túneles. Allá le dicen Tun.
Un túnel es la construcción de un límite en el espacio: un sub espacio.
Delimita un exterior al mismo tiempo que genera un interior. Si observas un túnel desde arriba, ves una línea. Si entra un cuerpo, lo ves desaparecer. Un ducto subterráneo de carácter lineal cuyo objetivo es la comunicación entre dos puntos. Desplaza, mueve, circula. De la misma manera que se conduce la materia prima desde adentro, hacia afuera. Y todo se lo lleva. ¿Cómo habitar lo inhabilitado?
En la recta húmeda del escape permanece latente el vestigio en ruinas de una presencia.
La presencia que nos conduce de un lugar a otro.

Lxs Niñxs en las ruinas de Enacar. Fotografía ©Josefina Abara
PEDAGOGÍA IMPROBABLE
Me interesa comprender el arte como un catalizador y articulador de experiencias de (auto)aprendizaje relacional. Lo pedagógico es más bien un modo de operar al modular experiencias de manera colaborativa. Tiene que ver con potenciar el devenir poético de cualquier acontecimiento colectivo.
Para desarrollar esta problemática sobre lo espacial-social-cartográfico y sus flujos en virtud de una des-viación, diseñaría in situ una planificación de experiencias de aprendizaje relacional. Allá entendí que no sería posible su implementación directa porque todo sucedía desbordante al marco, no cabe en la metodología enseñanza-aprendizaje. Di un giro al propósito pedagógico inicial. Desaparecer, volviéndose la otredad para acceder al rizoma -que tanto invoqué previamente incluso titulando el proyecto- y que en realidad siempre estuvo allá, esperándome, con las raíces radicales y abiertas.
Entre 12 túneles de 133 años y la pluralidad de flujos no había otra opción que seguir sus cursos. Quería convocar, pero antes me integraron en complicidad. Hablaría de anarquitectura, pero llegué a vivir en ella. Quería construir flujos rizomáticos, pero ya lo eran. Fui a la pesca, fui pescada. Quería desviar las líneas del tren, pero éstas me desviaron a mí.
Una experiencia cartográfica a desarrollar era observar la tierra firme desde la mar, con la percepción modificada por tecnologías de la visión -catalejos, lupas, binoculares, prismas, visores-. Dispositivos que alteran la mirada y por ende el paisaje. Una tarde sobre un techo en ruinas sobre la mar, lxs Niñxs sacaron de sus bolsillos un catalejo y un prisma. Miramos todo. Se expandió el horizonte. ¿Cómo no apreciar y considerar estas apariciones telepática-poéticas casi paranormales/proféticas como el devenir artístico? ¿Cuántas miradas puede contener un prisma?
El enfoque pasó de estar en el diseño de experiencias, a estar en cuestionar mi rol y desde dónde iba a relacionarme con la deriva y el acontecer experimental de la investigación acción. Ser prisma, es oponerse a la producción de conocimiento desde la (auto)referencia, por ser una postura que explicita una desigualdad en el proceso enseñanza-aprendizaje y objetualiza las relaciones. Decolonizar el conocimiento, implica por el contrario descentralizar los objetivos hacia interacciones, velocidades y profundidades del campo experimental, local y afectivo. Todo lo que pudiera suceder desde esa premisa, era desconocido. Y esa incógnita, es el lugar donde sentí se producía el arte. Aferrarse a la transformación anónima del constante flujo, y todo lo que desencadena, es desprendimiento.
ALTERACIONES FERROVIARIAS
Texto y audio codesarrollados con © Fabián < Niñx Sinta >
Había que detener el tren, desviarlo. Su dimensión sonora tiene múltiples capas. Sonaba a espacio-órgano dúctil para su captura y colisión. Con Fabián -Niñx Sinta-, hicimos reiterados registros y experimentaciones, planeando estrategias sonoras para su aniquilamiento. El tren no puede caer porque avanza horizontal y lineal. Esa linealidad es el punto débil, por ende la trinchera. Extender el riel a modo de instrumento, convertirlo en fuente emisora de sonido, en micrófono; un agenciamiento máquina – riel.
Lo esperábamos pasar. Y aunque no lo esperábamos, pasa igual. Se ve y oye fuerte. Era un alcanzarlo, cada vez. El tren producía ese efecto de Ritornello (Deleuze); transita repetidamente y suena el mismo trayecto, pero éste es siempre cambiante. Energía cinética, fuerzas de rotación, roce y desplazamiento. La duración del concierto «Alteraciones ferroviarias» fue determinada por la duración del paso del tren respecto a un punto fijo; micrófono de contacto al riel y pedales.
Fue construir una máquina que desviaba. Una máquina que extendía, una máquina riel-distorsión, riel-faser, riel-reverberación. Fuimos construyendo un estado. El sonido ya estaba, pero el estado era el hasta dónde podía llegar. Distorsión literal en tiempo real; una capa que lo detenía, estiraba y arrastraba justo antes de entrar al túnel, como si nos tratáramos de un horizonte de eventos en un agujero negro. Era detenerlo, pero el alentar es también aceleración.
¿Y qué esperas, Ferrocarril; las férreas aferradas, o acaso el descarrío? ¡Vamos, grítame tus opciones, ¿acaso hay más de dos?! Tu punto inevitable es la línea sin fluctuar.
No sabes amar ni de la mar.
Una posibilidad para pensar en cómo a partir de la máquina obligada y hostil, instaurada por el extractivismo, se puede construir una máquina de puro deseo. Con Fabián lo hicimos pensando en un ataque directo al fin unidireccional de la máquina, exacerbado por la linealidad de las vías férreas que sólo permiten una bidireccionalidad opuesta de movimiento o aceleración, y que justifica la existencia de cada pieza y materialidad presente en el sistema ferroviario. Cada elemento y su correcto funcionamiento son los responsables del fenómeno sonoro, espacial y corporal que acontece. Cuando incorporamos la alteración, se amplía la máquina hacia fines multidireccionales, hacia sus límites sonoramente audibles.
A propósito de la extensión del riel como instrumento, Mauricio es como si fuera el luthier del ramal. Trabaja en ferrocarriles hace más de treinta años. El sonido de llamada en su celular es un tren pasar. Me explicó que el riel tiene tres partes; la central, se llama alma.
Cuando el tren va rápido, en las curvas hay un desgaste del material y se derrama aserrín metálico. Un micro paisaje distópico. Vi cómo perforaron el alma del riel, la atravesaron con una estaca y golpearon fuerte, para enrielar. Seguimos y me bajé frente a Casa Trewa. Había llegado por las líneas.
La región del Biobío moviliza más del 60% de la carga ferroviaria del país. Pude observar que entre las prácticas locales cotidianas ya existían acciones desviantes del tren. Cada cierto tiempo, es detenido por sus cohabitantes para quitarle troncos que vienen de la forestal, utilizados para la autoconstrucción de viviendas y leña. También se usa como transporte de basura o autodesplazamiento. Estas prácticas vecinales de apropiación también operan como desvíos al romper su lógica y expandir sus posibilidades.

Alteraciones ferroviarias

Huella de desriel. Fotografía © Josefina Abara
M había parado el tren hace unos días. Se desrieló como suele pasar cuando alteran sus frenos. No se conocían con Mauricio. Ambos sabían de un trabajador del tren que iba armado y un día disparó a casa de M. La bala rozó a su abuela. Uno detiene y el otro acelera. Uno desriela y el otro lo enriela. Y estaban ahí, con el mismo nombre, en el mismo bote sobre el mar, compartiendo mariscos frescos desde trincheras opuestas.
MAR-DRE

Caleta Entre Túneles. Fotografía © Constanza Flores
Fuimos a la leña como dicen allá. Buscar palos en la forestal, para hacer fuego y cocer el coyoi. Reventaban las olas y los cabros de frente lo arrancaban con fuerza. Cuesta meterlos al saco, devuelven la fuerza. ¡Hay coyoooi piure marihcale!, decíamos en la feria. Los seres marítimos que sacábamos eran para atochar el local de sus madres. Atochar es llenar. Todo lo que se extrae, queda ahí. Esta cadena de trabajo y subsistencia con memoria Lafkenche sucede entre una industria pesquera y forestal. Los pescadores performan coreografías bellas. El riesgo es alto y la herida profunda. Una trampa de mareas elásticas y la ingratitud del roquerío afilado, coludido al escupo lobino acechante que se traga la sangre que limpié. Allá en la feria de Lota todas son madres, así llaman a las mujeres. Lobo decía que la mar te salva, te sana y te mata. Fui testigo de todas. Salvarse es cuando estuvo buena la pesca; salvao.
MAR-DRE
La horizontalidad del ferrocarril y sus vías = eje X
La verticalidad de piques y túneles subterráneos = eje Y
Fui realizando inscripciones intuitivas en el paisaje. Una de ellas fue “Colapso durmiente” porque Robin, un sabio guía de la naturaleza Lotina me dijo un día: “Todos seremos durmientes”, mientras observábamos la línea férrea. Instalé el texto sobre dos durmientes. Una noche, caminando por esta zona pisé un vacío de la vía del tren y me desvié al fondo 1.5 mts. por el eje Y. A negro. Todavía duele. ¿Cómo es posible colapsar y dormir donde antes fue señalado? Era evidente el hipertexto del accidente.
A qué profundidades corrían esos túneles submarinos, a qué velocidades se desplazaban los cuerpos. Verticalidades de extracción y horizontalidad en la transportación.
Encontramos un pozo inmensurable. Contamos los segundos de la caída al fondo, pero era relativo. Silencio denso y agua movediza. Fabián entró al borde y rayaba en el muro: “Portal de aceleración”. Yo escuché la muerte.


Gravedad Singular, Tiza sobre boca norte del túnel 8. Acción © Josefina Abara. Fotografías © Constanza Flores

Tiza sobre diagonales estructurales. Acción y fotografía © Josefina Abara


Ruinas. de Enacar. Fotografía © Josefina Abara
TOPOGRAFÍA RELACIONAL
Experiencias, diálogos y acciones colaborativas en la creación de mapaisajes ficcionados a partir de la deconstrucción espacial.
Comenzó con una mateada-mapeada de vecinxs lotinxs quienes realizaron mapas intuitivos de la cuenca del carbón, identificando sus diferentes flujos. Se hizo una puesta en común reflexiva y luego crearon un mapa de flujos unificados en un formato rectangular sobre las vías del tren, a través de la dinámica cadáver exquisito. En otra jornada, realizamos una ruta marítima-terrestre donde lxs participantes fueron registrando el trayecto marcado por el ferrocarril, haciendo fotografías sobre linealidades y flujos del paisaje en una caminata de 5.8 km. Estas fotografías luego fueron impresas como material gráfico para la creación colectiva de collages, como una forma de recartografear el territorio.
El proceso vecinal de fotografiar, reimaginar y remapear los flujos de Lota fue un acto de reterritorialización. Se consideraron las imágenes de túneles y líneas del tren como un elemento gráfico decidor y estructurante del espacio reconfigurado en los collages. Los diversos puntos de fuga y perspectivas arquitectónicas del paisaje son recursos que facilitan el ensamble y conexión de fragmentos. La alternancia de códigos en una misma construcción fue develando denuncias, utopías, resistencias y metáforas en torno a una memoria situada, colectiva y empática.


Taller de Anarquitectura. Casa Trewa. Fotografías © Constanza Flores
Vi imágenes con mecanismos circulantes, túneles vertebrados, material rodante. Rieles múltiples en túneles giratorios. Expansión y ramales en ramificación. Explosiones y rutas expulsadas; sistemas que conducen y transforman la materia. Algunas desde un centro, otras en rizoma. Fronteras movedizas y territorios fragmentados mirados desde la mar, desde afuera y hacia adentro, desde el frente y hacia ti. Una vía hecha red, suspendida entre botes. Mapas como cuerpos, vías como órganos. Christy ve úteros en las paredes internas del túnel. Tunel-útero telúrico. “Todos los caminos llegan al mar”, concluyó.
Casa Trewa fue un nodo detonante en este rizoma de acción, encuentro y experimentación. Su biografía autoconstruida, a pulso y con material recuperado del tren permitió abordar la Anarquitectura como el marco crítico y reflexivo de la producción cultural que se llevó a cabo. Se fue activando el espacio con manifestaciones de trabajo mancomunado entre habitantes. A través de la co-producción artística se confluía y era posible re-conocerse en la búsqueda de futuros comunes y comunitarios. Se realizó un encuentro con DreamLista, artista lotinx de fotomontaje quien surgió como referente para la creación de collages con imágenes del paisaje local. Improvisaciones performáticas sobre las vías, danza con serpientes recortadas del mapa y oratorias rítmicas. Comedores celebrados, ollas de comida y engrudo. Expusimos las obras en la casa y el montaje iba mutando cada día según las propuestas de lxs participantes. Finalmente hicimos copias impresas de las obras-collage y peregrinamos con antorchas encendidas hacia la boca de los túneles. Le pusieron ExpoTun. Fue como pegar pancartas en una caverna prehistórica. Los paisajes imaginarios quedaron adosados a la roca madre. Fiesta vecinal alotrolaoeltun para remarcar este paréntesis y activar el portal que nos conduce a otro lugar,
El proceso vecinal de fotografiar, reimaginar y remapear los flujos de Lota fue un acto de reterritorialización. Se consideraron las imágenes de túneles y líneas del tren como un elemento gráfico decidor y estructurante del espacio reconfigurado en los collages. Los diversos puntos de fuga y perspectivas arquitectónicas del paisaje son recursos que facilitan el ensamble y conexión de fragmentos. La alternancia de códigos en una misma construcción fue develando denuncias, utopías, resistencias y metáforas en torno a una memoria situada, colectiva y empática.
/// (INCONCLUSIÓN)
Desvía: tránsitos rizomáticos fue un sistema modular de experiencias artístico-relacionales. Una retícula de situaciones, que se constelan y proyectan como una refracción de saberes lotinoamericanos. La matriz se materializa en la medida que se generan cruces y nuevas conexiones; una disposición a la multiplicación expansiva y no explotiva, explosiva y no extractiva.
La institución educativa y sus procesos de enseñanza-aprendizaje son tan extractivistas con el conocimiento, como las industrias con el territorio. Creo que nuestra relación con el conocimiento es poco sostenible en su adicción por extraer, almacenar y acumularlo desmedidamente. Prácticas industriales que hacen monocultivo del saber en su doctrina, agotando el terreno donde brota lo diverso e irregular, como un rizoma o bosque nativo.
¿Cuál es la manifestación más orgánica y sensible del sentir comunitario? ¿Es esa manifestación un momento de autoaprendizaje en sí mismo? ¿Puede ser el conocimiento un flujo de energía renovable?.
Desindustrializar la geografía y la educación recuperando su ecosistema social, político, afectivo y relacional es una resistencia que se manifiesta como un contra conocimiento, o más bien como un re-conocimiento. La autoeducación desde el saber colectivo no centraliza el conocimiento sino que lo ramifica. Lo libera de la reducción que implica su transferencia, consumo o enseñanza, redirigendo el hallazgo hacia el devenir del encuentro.
Una programación ontológica de la relación, que responde a una posible estética y reflexión pedagógica derivada de la experiencia comunitaria. Ser antena atravesada por datos que detonan un retorno y reb(rotan hacia su origen plural. La experiencia no se planea, se desea. Disolver la referencia para la aparición del acontecimiento.
Gracias equipo TTU por hacer posible el encuentro profundo, la sintonía sentida, el trabajo y la amistad. A Pablo y Carla por guiarme con su hermandad pisciana, colaboración y bonita sabiduría. Nacho, por tus tremendas gestiones y construir hogar. Cicuta, Miki y Rubia, por el entusiasmo desbordado, seguirme a todos lados y nadar conmigo. Margarita, por las aventuras y el compartir. Niñxs, por enseñarme tanto e inspirar mi trabajo. Fabián, por ser máquina de distorsión radical en todo el arte que hicimos. Lobo, Jason, Christy, Chabelita, Rosa y Ana, por ser mi familia querida en Lota. Artistas autoconvocadxs, por la revelación crítica y libre de cada encuentro. Mauricio, por mostrarme el alma de las vías y compartir tu oficina del movimiento. Robin y Christopher, por los trazos en la geografía oculta y cada paso que dimos.
A todes, por haber sido un nodo de este rizoma.


Acción vecinal. Montaje de mapas-collages en túnel 4 y 5. Fotografía © Josefina Abara
Josefina Abara Ibáñez (Puerto Varas – Chile, 1988). Artista visual y docente. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad Finis Terrae, Licenciada en Educación y Profesora de Artes Visuales por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su investigación se sitúa en torno a las problemáticas del espacio y los cruces relacionales entre arte, educación y sociedad.