Concepción
Jan Araujo, Brasil
Ecosistemas y medios no-humanos en crisis
RED TRÓFICA CÓSMICA

Humedal Lenga, Hualpén
< Fotografías por Constanza Flores >
SERES-TIERRA Y TECNOLOGÍAS TERRÍCOLAS
Estamos frente a cada vez más fuertes avances extractivistas, crímenes ambientales acompañados por un movimiento intenso de digitalización/virtualización del planeta, intentos de crear un mundo computable y controlable. Es sintomática la dominación de la Internet sobre la superficie terrestre, su encuadramiento, su marco, la creación de una imagen del mundo que sólo existe mediado por pantallas. Nos vemos en un presente que se desmembra siendo arrojado entre un pasado idílico y un futuro distópico. Es importante saber diferenciar cuando la visualización y el hacer ver son fundamentales para el movimiento vital y cuando son una intrusión, una proliferación predatoria de la política corporativa-estatal.
Conocía a Chile a través de los poetas, sin embargo en los últimos años he escuchado las palabras “extractivismo” y “carabinero” más de lo que es confortable a los oídos. Tenía alguna familiaridad distante con el mundo andino del Norte y con los sucesos de Tierra del Fuego, o ya había leído algo acerca de la lucha Mapuche en la Araucanía, pero esa frontera viva que es el Bíobío, para mí era un gran espacio en blanco. La primera vez que escuché su nombre fue en un poema de Nicanor Parra que decía: “Río más puta madre que este no hay”. Me cago de la risa con él y, al mismo tiempo, me parece tocar en algo fundamental que es el reconocimiento de la humanidad – agencia o subjetividad – de este ser-río y toda la vida que conlleva. Algo que es obvio para algunas culturas, y se vuelve cada vez más necesario reivindicar en la defensa jurídica de los derechos de la naturaleza.
Lo que me interesa navegar puede ser muy sutil pero es siempre concreto, o mejor, nunca concreto: siempreverde; caducifolio. Suelo trabajar a través de prácticas que tienden a lo “inmaterial” – con diferentes huellas que se marcan con videos, imágenes digitales, objetos, textos e híbridos de performance – aunque generalmente preocupado por relaciones muy materiales. Más allá de hacer objetos, pienso en el arte como un medio para construir cuerpos que habitan mundos 1. Eso implica procesos de formación de mundos (cosmogonías) y deformación (escatologías). Las sociocosmologías amerindias y aborígenes me ofrecen una gran comprensión de nuestras ecologías políticas, sugiriendo nuevas formas de hacer, sostener y percibir la vida, lo que me parece urgente ya que estamos en constante lucha y perseguidos por espectros apocalípticos. El fin de un mundo parece un momento para cuestionar nuestras ontologías, para dar a luz a uno nuevo. Mis intentos apuntan a romper la división Naturaleza-Cultura, viendo nuevas relaciones, agencias y subjetividades transindividuales entre seres humanos y no-humanos. Reconociendo un mundo extravagante en el que disolverse, busco formas no canónicas de experimentar la Tierra, persiguiendo el incesante devenir-otro del sujeto que es la materia. El cuerpo de la roca, desde la Edad de Piedra, es fundamental en este deslizamiento inhumano hacia el reconocimiento del tiempo geológico y de los agenciamientos enterrados por la modernidad, desvelando una “Naturaleza” por hacer.
Mi trabajo aquí va tras el conocimiento cósmico y ecológico de mundos, materializado en parte en producciones artísticas y espacios de vida. Objetos dotados de agencia que integran sistemas relacionales complejos y filosofías prácticas, que encarnan al mismo tiempo una ética ambiental y un manejo sintrópico de la biodiversidad. Un poco de arcilla y un par de líneas rayadas pueden formar poderosos cosmogramas que retoman lo planetario expresado en el cuerpo de lo más local. Estas son filosofías íntimamente entrelazadas con sus tierras, que en algunos casos tienen fronteras ilimitadas y abarcan el planeta y las Pléyades, pero que quedan reducidas a minúsculos territorios por la fuerza de ley de la geopolítica occidental. Muchas de estas técnicas y sabidurías se han perdido a un ritmo exponencial desde la colonización, siendo sus pueblos y territorios practicantes el blanco de tiro de un diseño eco-etno-genocida del Estado que no ve fin a la expansión y a la ganancia a todo costo.

Reserva Nonguén, Hualqui
Tenemos por delante labores de rescate e invención de tecnologías ancestrales entramadas en la regeneración y construcción del continente del futuro. Tres figuras son muy importantes en la composición del diagrama que quiero ensamblar: la Cerámica, los Geoglifos y la Agroforestería, todas técnicas que involucran la manipulación y cuidado de la T/tierra, y que son indisociables de la capacidad de crear un ambiente intersubjetivo. Las tres implican la creación de vida y de comunidades que se expanden mucho más allá de lo humano y deben perdurar en el tiempo, todas establecen un futuro. La dimensión temporal de sus procesos no puede sino informarnos sobre el pasado. Más allá de la naturaleza viva de estas prácticas, la arqueología amazónica nos ha venido ayudando a recuperar la sabiduría de técnicas y modos de vida que encarnan estas relaciones sintrópicas con una Naturaleza que es social. Sin embargo, la visibilidad siempre es ambigua: en los últimos años se han descubierto cientos de Geoglifos (earthworks) como consecuencia de la deforestación, al mismo tiempo que la tecnología de escaneo láser LIDAR ha ido haciendo posible la visualización de complejos arqueológico-arquitectónicos escondidos por la selva a través de la eliminación digital de los árboles. Hoy en día existen búsquedas con drones, en las que la cámara es literalmente un arma, pero también hay análisis de imágenes térmicas, donde la datación por carbono de los árboles a partir de estas mismas imágenes militares las convierte en documentos para ser utilizados en defensa de la naturaleza y de los derechos (no-)humanos.2




La cerámica funciona así como un contenedor de continentes, una de las vasijas a través de las cuales intento modelar estos pensamientos. Es un medio por el cual el suelo habla, sea en su concepción o exhumación. También la agroforesta es una técnica que implica la manipulación y el cuidado de la tierra, su sistema sirve de modelo de conexión. Una práctica regenerativa situada en el extremo opuesto del espectro del monocultivo. Esta plantación en consorcio funciona cultivando alimentos como lo haría un bosque, un sistema autosuficiente que no necesita insumos externos, y donde el ser humano juega un papel fundamental. Crea zonas de mayor biodiversidad y trampas de carbono, creando más vida de lo que podría hacer un bosque «intacto», además de producir más alimentos en menos espacio. Se cura el suelo en lugar de agotarlo. La agroecología concibe un sistema productor de vida, salud y energía. Es además una formadora de terras pretas, antroposoles extremadamente fértiles que fueron producto de la habitación milenaria y el compostaje de los indígenas, y que hoy son valiosos sitios arqueológicos donde cuando uno lo ve, puede estar seguro de encontrar cerámicas enterradas. Hacer agroforesta es plantar agua, plantar suelo.
Casi todas las noches duermo escuchando gritos de gaviotas que parecen humanas, con hojas de tabaco del diablo y laurel en la funda. Todas las mañanas me salen plumas en las sábanas, e igual el suelo de mi habitación está lleno de patas de cangrejo y cáscaras de avellanas. Camino con dos jóvenes – como yo, en los bordes del Milenio – y el manto de un sauce llorón se vuelve una superficie glitcheada, las camadas de una corteza impresiones 3D. 800 años de labor en madera. Un cantante de reggaeton pisa una roca en un lecho de cuarzo y forma un petroglifo tallado con agua, una trinidad romboidal cercada de huellas hermanas. Tras una erupción volcánica futura en que se derritió toda la vegetación, fue lo primero a brotar por las rocas. Una lengua en llamas, compuesta de lenguitas menores: fruto del demoníaco en la naturaleza.

Humedal Lenga, Hualpén
Llegando a Concepción, tuve la oportunidad de hacer algunas expediciones colectivas a santuarios y reservas naturales de la zona. Aprendí mucho de las dinámicas del bosque nativo y sus estrategias de autodefensa con el trickster Yiyo, que trabaja también como guardabosques en la Reserva Nonguén. Su nombre graciosamente suena como “Ninguém” en portugués, o sea, Nadie. Muchos penquistas no conocen a la Reserva, lo que no me sorprende tanto, ya que su status de reserva, al mismo tiempo que es esencial para protegerla, acaba por alejar la presencia humana. El bosque al final es para vivir y ser vivido. Vine con un sueño de stalker de visitar la reserva diariamente y observar las especies como habitante, quedarme horas inmerso en lagunas esperando movimientos o revisando cámaras trampa y otros instrumentos ópticos con los guardabosques. Pero lo que sucedió en verdad fueron encuentros fugaces con un lagarto de la corbata, fantasías con coipos desterrados que retornarán, una leonera hecha concreto. Examiné proyectos de arquitectos ecosistémicos como la larva de la madre de la culebra, la ventosilla me prometió un hermoso azul para teñir, y el chupón quizá todavía me enseñe a hilar y tejer.
No creo para nada que la presencia humana sea inherentemente destructiva. Incluso algunos de los saberes y prácticas que se pierden con la restricción del acceso – como la memoria biocultural del territorio y la recolección de especies para uso alimenticio, ritual o medicinal – me parecen fundamentales para la construcción de nuevos modelos forestales y agrícolas que no sean predatorios, que respeten los procesos y ciclos naturales y hagan florecer la biodiversidad. Los ímpetus conservacionistas pueden ser un tanto conservadores, suscribiendo a ideas de la naturaleza como algo prístino e intocado y que debe ser separado del humano. La policía ambiental no deja de ser entrenada como policía. Sin embargo, la evidencia cartográfica de que las pocas áreas aún conservadas de la Amazonía son las de los territorios tradicionales es clara, y la arqueología comprueba que los bosques ahí son fruto del diseño indígena. El cuidado es esencial, visto que la expansión territorial del capital no tiene límites en su codicia y el turismo se vuelve predatorio en una sociedad que no sabe relacionarse con sus entornos. El conocimiento ecológico tradicional proporciona mejor resiliencia ambiental que la mayoría de los solucionismos hi-tech, y sistemas sociocosmológicos pueden informar propuestas de diseño contemporáneas para proteger las relaciones esenciales de los ecosistemas.
Sigo pensando en una frase que decía: “Quien no conoce al bosque nativo, a cualquier monocultivo le reza”. La extensión de la dominación territorial acá por el negocio forestal es asustadora. Los humedales, por no tener la exuberancia de los bosques ni su escala monumental, y ser un mundo más de matorrales, acaban por sufrir más y son destruidos sin mucha preocupación. Estoy más acostumbrado con el escenario de Brasil donde casi siempre se deforesta la vegetación nativa – con tala, cadenas o fuego – para plantar monocultivos de exportación de soya y crear ganado. Ahora estoy en el centro-sur de Chile, en la región del Bío-Bío, en medio del bosque nativo, en una isla, cercado de plantaciones de pino y eucaliptus. Una empresa solita ocupa un área dos veces más grande que todo el territorio Mapuche3. Los monocultivos forestales desequilibran el bioma, secando el agua y el suelo y así provocando también incendios e inundaciones. Que algunas economías prosperen específicamente sobre paisajes devastados no es novedad4, y aquí escuché un mito acerca de viejos pirómanos recolectores de morchella. Todo la mitología al final parece revolver alrededor de un chiste de escala y cocción. La dimensión comestible de los bosques y humedales me ha fascinado, haber encontrado tantas moras, capuchinas, cardos, cógüiles, hongos, además de una compleja cultura de recolección y navegación de los cerros, me hace creer posibles otros tipos de cultivo.
He encontrado muchos jóvenes muy sabios que en su juventud ya están propagando saberes y técnicas artesanales, como la cerámica, los teñidos naturales, la producción de biomateriales o la herbolaria, pero también guías de la biodiversidad endémica y divulgadores científicos. Todos me han aportado muchísimo y se ve que por aquí, pese a todo el peso global y los ataques endocoloniales, se tejen bellas redes de colaboración. La comunidad con quien vine a trabajar es primariamente la de las plantas, los animales, los minerales y hongos, pero por supuesto también la gente que los conoce y cuida. En el fín, los servicios ambientales nos benefician a todos, indiscriminadamente, su economía es Solar. Buscamos todos comprender ese metabolismo planetário, que no solo es químico, sino también psicosomático y espiritual. Creo que esas son algunas herramientas regenerativas para combatir el cinismo depresivo que nos asola y nos mantiene agotados y estanques. Como dicen, agua estancada se pudre. La naturaleza del futuro se está inventando ahora mismo, las relaciones posibles se están gestando. Es un momento interesante para escucharnos a nosotros mismos y percibir nuestras necesidades reales, para escuchar y proteger nuestro cuerpo común que es la Naturaleza misma. Más allá de las contingencias históricas, en el tiempo profundo de la Edad de la Tierra, las aberturas suelen estar asequibles.







Red Trófica Cósmica, Concepción.
Cerámicas >1 El Retorno de la Megafauna. Cerámica esmaltada y con engobe de rocas del bíobío.
Fitolito, Cerámica esmaltada y con engobe de rocas del bíobío © Jan Araujo
Redes > Maraña cósmica. Fibra vegetal © Jan Araujo y © Constanza Schmidlin
Si te reconoces como parte del suelo, no te va a picar.5 Quizá sienta un cambio de temperatura. Si te notas nervioso, se pone nerviosa. De una mano a otra, camina ligera y despacio, le rodea el cuerpo y termina en la suela flotante de sus pies. Vacilante. Suelo Ser. Así empieza la maraña cósmica. Hay que esperar que llegue su tiempo una y otra vez. Hongos-móbiles que parecen un escupo amarillo, hoyos en el medio del bosque, supuestas crateras de compost de los viejos, cuevas artificiales con las paredes quemadas. Carbón = Ocupación. Para un guía esas son las cosas y tiempos que le interesa a un artista. Esas son las cosas que importan. Este es el mundo.
Regresé a un mismo cerro repetidamente, un sitio con múltiples compañías, trampas y rutas. Con la ayuda de Erika, una antropóloga forense, y Esteban, hidrólogo enfocado en la regeneración de ecosistemas, realizamos una caminata colectiva a través de un parche de bosque nativo remanente. Tejimos con fibras vegetales una eco-cosmología extemporánea: reconociendo especies locales, degustando flores y frutas autóctonas. Platicamos acerca del ciclo del agua en el cuerpo del Paleocauce 6, la ocupación agroalfarera de la Cordillera de la Costa, las zonas de sacrificio construidas por un Simio del Antropoceno Tardío, las ratadas y tomas de quila. Sobre el largo cuerpo de una ruina, vislumbramos el esperado retorno de la Megafauna en un futuro agroecológico, la infancia anti-neolítica del Neotrópico.
Agradezco al equipo de TTU por apañarme, a Constanza Schmidlin, Daniel Romo, Erika Reyes, Esteban Flores Haltenhoff, Riola Toloza, Vadim Strika, Yiyo, y a todas las Inteligencias Naturales de los biomas y sus conocedores por todo el apoyo en campo. Gracias.
Referencias
1 Lagrou, Els. Existiria uma arte das sociedades contra o Estado?. Revista De Antropologia, 54(2), 2012.
2 Ver el trabajo del arquitecto brasileño Paulo Tavares, https://paulotavares.net
3 Chihuailaf Nahuelpán, Elicura. Recado confidencial a los chilenos. Santiago: LOM ediciones, 2015.
4 Tsing, Anna Lowenhaupt. The mushroom at the end of the world: on the possibility of life in capitalist ruins. Princeton: Princeton University Press, 2015.
5 Una joya de filosofía práctica terrícola profesa por el guía Daniel Romo.
6 El antiguo brazo abandonado del río Bíobío. Ver Haltenhoff, Esteban Flores. El vital pero olvidado sistema de humedales Paicaví, Vasco da Gama, Rocuant Andalién: La urgencia de la memoria para proteger este sistema hídrico, de la serie de reportajes Que el conocimiento fluya como el Agua, disponible en Resumen.cl, https://resumen.cl/articulos/el-vital-pero-olvidado-sistema-de-humedales-paicavi-vasco-da-gama-rocuant-andalien-la-urgencia-de-la-memoria-para-proteger-este-sistema-hidrico