Crónicas de Melange:

[Historia futura de la filosofía]

Texto © Alexis Figueroa Aracena. Ilustraciones © Claudio Romo Torres

La primera versión de este texto, figura en el libro «Fragmentos de una Biblioteca Transparente 2», Erdosain Ediciones, Santiago de Chile, 2019.

¿En qué mundos de alucine realiza su acción la melange? ¿Qué fronteras de la percepción atraviesan aquellos que consumen su esencia? Llamada el lugar de la mezcla, la textura sin adentro y afuera., el anverso reverso de una dimensión o la furia, no hay casi forma posible de adentrar sus delirios. Límite de la psiconáutica, su arsenal de brillantes colores pareciera advertencia y reclamo designando el no más allá. Introducida a finales del siglo XXI, su uso obedeció a una puesta al día de la Filosofía como ciencia de espíritu. Desde el final del siglo XIX, esta rama de saber humano había buscado su objeto, desdibujado tras el ataque a la metafísica producto -primero- del romanticismo europeo, segundo, por la irrupción de la crítica al etnocentrismo, tercero por el desmembramiento del sujeto masculino y la incisión del ecofeminismo apogénico y cuarto, por la dispersión democrática del concepto saber. A finales del siglo XXI la Filosofía, como disciplina, estaba derrotada. Habiendo probado extenderse en el campo de la lingüística y la semiología, la apertura de la línea de Ofiuco y su mensaje estelar – primer contacto con inteligencias de otros mundos y estrellas- no brindó la pujanza esperada. Lo visto como un vasto territorio naciente abierto a la exploración humana, revelóse finalmente como un desierto helado: los sistemas lingüísticos, las estructuras sintácticas, el mismo lenguaje solo eran comprensibles en tanto ellos concedían la gracia de lo traducido. Mas el lenguaje mismo, permanecía arcano y distante de toda interpretación. Intentar ésta, era, lo dijo Santana Mac Donnell, como “intentar saber qué decía la figura de una cadena de montañas o el desplazamiento de una columna de hormigas por un bosque tropical” O de otra forma, el cómo atribuir las virtudes de abecedario a los trazados fangosos de un camino rural. O dar connotación de alfabeto a una formación bacteriana bajo un microscopio. Cierto es que podía aplicarse el concepto de “lectura” ya como técnica o como metáfora, pero el caso es que Ofiuco concluyó por aplastar la disfrazada arrogancia de nuestro conocer. Destronada la filosofía de su aventura lingüística fragmentóse en múltiples causas, floreciendo en saberes particulares. Algunos, entre ellos Margarita Boune Texmex, la más destacada, saludaron el nuevo panorama designándolo como el momento anarco-democrático del pensamiento y la interpretación, vaticinando eclosiones de disciplinas incluso trashumanas en donde el pensamiento sería tan solo un peldaño desde el cual otear saberes verbigracia no humanos, pero ay, la complejidad del asunto, terminó por reducir la intentona a un arte y luego a un artesanía incapaz de hacer un sistema de valoración. Filósofas y filósofos terminaron por ser entes de literatura, aislados, como los sabios de Gulliver, en la esfera de su particular invención. La Filosofía fue entonces un asunto de habilidad fantasiosa que hizo uso de los mecanismos de la entretención social. Algunos dijeron con sorna, que el filósofo volvía a ser lo que siempre había sido, puesto que estaba en su naturaleza el bufón; otros, sin embargo, aseguraron que volvía a su elan primitivo, como reivindicación problemática de la fantasía. Ambas líneas terminaron – allá por el 2040- volcados a la producción de argumentos de los juegos de rol. Parecía no haber vuelta atrás, cuando la Melange – al principio un droga ilegal, creada en los laboratorio de diseño químico que alimentaban las ansias de la población reveló el universo. El nuevo universo posible de la filosofía reconocido como la exploración interior. No es este el texto en que se describa el ascenso de la misma Melange desde el oscuro concepto de droga ilegal hasta su trono de increíble potencia capaz de abrir nuevos mundos a la Humanidad. Baste decir que el adagio fue: los mundos posibles, ahora al alcance de mano, estaban entre las paredes de calcio del cerebro humano, revelándose un nuevo territorio. El laboratorio y el cuerpo de exploración filosófica serían las puertas de la percepción. Tal como Blake anunciara algunos siglos atrás, la conciencia sería el laboratorio -ayudado por la dichosa Melange- a disposición de cualquiera. La Filosofía, ahora con mayúscula, volvía por sus fueros y esencias: pronto, comunidades en línea de reinas filósofas –la designación genérica desconcertó los poderes, más no podemos abundar aquí- se interconectaron, enlazándose en sus sueños sicoestimulados, creando diseños complejos de inter realidad. El primer tiempo o fase se reconoció como el de dibujo y la lámina 2 representa paradigmáticamente el momento. En ella observamos una alegoría, aunque advierto, no es una alegoría y más bien debe “leerse” como trascripción. Aparentemente, se trata de una representación de la vastedad de las relaciones y objetos de mundo que brotan de la conciencia humana, exaltada a través de chispazos de luz y el anunciamiento de la trasfiguración. Pero no es tan así, puesto que ya sabemos que la Melange no inventa, sino relaciona y devela. Conforme los años de estudio aceptamos una teoría: la Melange abre el paso a un nuevo mundo, a una realidad objetiva – lo defino mejor y siguiendo el razonamiento de Clarita Tejeda, conocida autoridad al respecto- escondida en la esencia misma de lo que hasta el momento llamábamos lo real. Sospechábamos esto –hablo en nombre de la humanidad- por la misma existencia de la fantasía como virtud humana, pero a lo largo de la historia nunca fue más que un momento de la subjetividad. La Melange, con su ataque radical al mismo concepto de normalidad objetiva, abrió la compuerta. Estas láminas se han elegido por su configuración arquetípica y ejemplifican el paso. Son láminas seleccionadas entre el inmenso universo de la sicográfica elaborada en el sur de América. Son láminas que, como un nuevo abecedario, constituyen las letras actuales de la filosofía. La estampa 3, resume la nueva imagen operante de la humana figura. La figura, enlazada en las redes neuronales maquínicas, muestra la proyección de conciencia, al momento de ingresar al pasaje (el momento intenso de droga, cuando se abre el portal) para luego -lo muestra la estampa 6- vivir entre mundos, accediendo a la matriz colectiva en que todos, otra vez individuos (ver lámina 8) emergemos en forma de nahual o tótem, avatar o trasunto en el aura divina.

Alexis Figueroa Aracena. (Concepción, 1956)

Escritor. Operador textual en los campos del guión, audiovisual, gráfica narrativa, narrativa, cuento y poesía. Desarrolla perfiles literarios clásicos manipulados desde lo experimental, confluyendo en la ciencia ficción, el horror cósmico, el steam y ciberpunk, la filosofía de la conciencia y la mente junto a la fantasía.  Ha publicado -junto a Claudio Romo- libros ilustrados y gráfica narrativa como “Fragmentos de una biblioteca transparente” 1 y 2, “Informe Tunguska”, “Herbolaria Memorable” y “Lota 1960: la huelga larga del carbón”. Traductor especializado en poesía del romanticismo gótico inglés como S. T. Coleridge, E. A. Poe y H.P. Lovecraft. Ha publicado una docena de libros de narrativa, poesía e investigación cultural, entre ellos, “Vírgenes del sol Inn Cabaret”, “El laberinto circular y otros poemas”, “Las gallinas zombies y otros poemas casi infantiles”, “Paprika el japo y otros cuentos semi fantásticos del Chile actual”, “Santa María de Todas las Horas”, “Folclórica.doc” y “Finis térrea”.

Claudio Romo Torres. (Talcahuano – Chile, 1968)

Ilustrador. Graduado en Educación mención Artes Plásticas en la Univ. de Concepción, Chile (1988–1993) y maestría en Artes Visuales mención Grabado en la Academia de San Carlos, Escuela Nacional de Artes Plásticas UNAM, México. En 2001 se acerca al mundo del grabado, con una pasantía en el taller de grabado Grafikwerkstatt Dresden patrocinado por el Ministerio de Arte y Ciencia del Estado de Sajonia. En sus libros, crea mundos imaginarios y creaturas fantásticas a partir de un amplio espectro de referencias a la literatura, los mitos y las leyendas. Actualmente es profesor de Gráfica y Dibujo en la Univ. de Concepción. Algunos de sus libros son “El álbum de la flora imprudente”, “Una jornada en el jardín fantasmagórico de Aparicio Albino”, “La Tábula Esmeraldina”, “Crónica del mundo subterráneo”, “Informe Tunguska”, “Fragmentos de un biblioteca transparente” 1 y 2, “Herbolaria memorable” y “La nueva carne”.